Iniciamos hoy el Tiempo Ordinario. Tendremos cinco domingos en los que los textos del evangelio nos presentarán la imagen de Jesús en su vida pública. Sus milagros, sus curaciones y sus enseñanzas, sin duda, nos invitarán a un cambio radical del corazón. Eso es precisamente lo que se busca: que sigamos el ejemplo de Juan Bautista, el primer testigo de Jesús, quien hoy nos lo presenta como el “Cordero de Dios”. Juan deja claro que él no es el Mesías esperado. Quiere que reconozcamos a Jesús como la luz que existía desde siempre: “Ahí viene el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Jesús quita el pecado del mundo, pero es necesario trabajar con esfuerzo para que esto se haga realidad: trabajar por la justicia y por la paz, comenzando por uno mismo.
El Papa León XIV, desde su pontificado, nos llama a buscar la justicia y la paz, y nos dice: “Es la hora del amor. Fui elegido sin ningún mérito y, con temor y temblor, vengo a ustedes como un hermano que desea hacerse siervo de la fe y de la alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia” (Domingo 18 de mayo de 2025). Animados con esta confianza, seamos testigos de fe y alegría, anunciando al mundo la Buena Noticia del Señor Jesús. Con estos dos ejemplos de vida, Juan Bautista y el Papa León XIV, demos la batalla por alcanzar un mundo donde reinen la paz y la esperanza. ©LPi
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