1 de agosto de 2021

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XVIII Domingo Ordinario

Esta pagina fue actulizada el 25 de junio

Meditación del Evangelio

Estamos en momentos difíciles de la historia. Mucha gente murmura y se pregunta: ¿Cuándo terminará la pesadilla de la pandemia? ¿Dónde está Dios en todo esto que estamos viviendo? Vivió algo similar el pueblo de Israel que caminaba en el desierto, también sentía la angustia de saber dónde estaría Dios en su experiencia de jornada, después de su salida de Egipto. Ellos basaban su realidad en el hambre, pues recordaban las ollas de carne y de comer pan hasta saciarse. Con todo esto, Dios dijo a Moisés: “He oído las quejas de mi pueblo. Diles: por la tarde comerán carne y por la mañana se saciarán de pan; así sabrán que yo soy Yavé, el Dios de ustedes” (Éxodo 16:11-12).

El maná que cae del cielo es un alimento que la misericordia de Dios da al pueblo de Israel. Pero, debía ser recogido todos los días, es decir, alimento para cada día que obliga a la gente a confiar en Dios y a darse cuenta que este maná es un alimento para el camino por el desierto. En el Evangelio de hoy, Jesús dice a la gente que lo buscaba: “En verdad les digo: Ustedes me buscan, no porque han visto a través de los signos sino porque han comido pan hasta saciarse” (Juan 6:26-27). Cuando participo en la Eucaristía, ¿busco a Jesús como alimento de vida, o lo busco para saciar mis caprichos? ¿Veo la Eucaristía como alimento de vida que me acerca a Jesús? Recordemos que Jesús es el Pan de vida y el que acude a él con sinceridad de corazón nunca tendrá hambre, y el que cree en él nunca tendrá sed. Pidamos, en la Eucaristía que seamos cristianos que orientamos nuestra vida a ejemplo de Jesús. ©LPi

 

ORDO

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Notas del Fin de Semana

 

Introducción de Misa

Reunidos hoy aquí, tal como hacemos cada domingo, recibimos al Señor —el pan de vida— en la Eucaristía. Es el Señor quien satisface nuestras hambres, ya sean materiales o espirituales. Cuando recibimos al Señor en la Eucaristía y en nuestro corazón, él nos ofrece la plenitud, nos da su gracia y una misión junto a la promesa de la vida eterna, a pesar de que nuestra vida humana sea débil e imperfecta. Él hace posible el “abandonar [nuestro] antiguo modo de vivir” y “[revestirnos] del nuevo yo”. Unidos a nuestros hermanos y hermanas, celebremos juntos la generosidad de nuestro Señor.


Oración de los Fieles (Peticiones)

  • Por la Iglesia santa de Dios para que continuemos esforzándonos en dar de comer al hambriento y en difundir la Buena Nueva a través del mundo, roguemos al Señor.

  • Por todos los que tienen hambre y sed de justicia y libertad; por los perseguidos, oprimidos y encarcelados injustamente, roguemos al Señor.

  • Por nuestra comunidad de fe, para que se intensifique nuestro aprecio por la Eucaristía como el verdadero alimento de nuestra fe, roguemos al Señor.

  • Por los que trabajan la tierra y cosechan el grano para el pan y para todos los alimentos que comemos: que su labor sea bendecida con buen tiempo y cosecha abundante, roguemos al Señor.

  • Por los que arriesgan su vida ayudando a otras personas en casos de emergencias y desastres, para los trabajadores de la salud que siguen soportando la carga de la atención durante esta pandemia, y por sus familias y seres queridos, roguemos al Señor.

  • Para todos los enfermos, por todos los que sufren de COVID-19, y por todos los que han muerto, especialmente N., N., y N., roguemos al Señor.


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